Desde un medio dedicado a la difusión del Arte Contemporáneo, con mayúscula, y con aspiraciones a convertirse en un referente para nuestra localidad y nuestra provincia, la tentación de realizar nuestra primera exposición en solitario dedicándole nuestro trabajo a la exaltación y puesta en valor de la mujer era demasiado grande como para resistirnos. Y no nos hemos resistido.
Naturalmente que nuestra provincia ha dado de sí, y lo seguirá dando, como para aportar a la sociedad en general y al arte en particular grandes figuras y grandes momentos. Pero el papel de la mujer en estas manifestaciones ha pasado desapercibido. Se ha tapado la labor de tan importante parte de nuetra sociedad por prejuicios tendenciosos y en beneficio de un estamento masculino demasiado celoso de sus privilegios y temeroso de perder su estatus.
Es posible que la obra de las mujeres que, luchando contra viento y marea, se han introducido en le proceloso océano del arte oficial no haya alcanzado las cotas de las primeras figuras de las artes plásticas. Haberlo conseguido habría sido un logro sobrehumano conociendo las innumerables trabas, las losas de pulido mármol que se han cargado a hombros de las heróicas pintoras de nuestra sociedad. Durante siglos las mujeres han sido obligadas a considerar sus dotes como habilidades menores, se les ha limitado el acceso a una formación profesional en el campo de las artes plásticas rechazándolas en los talleres de los grandes maestros como iguales o en las Academias llegando incluso a prohibirles la práctica del dibujo al natural o de desnudo masculino. Las limitaciones han llegado más allá del periodo formativo poniendo vallas a la creatividad de la mujeres que acotasen los campos en los que era “decorosa” su presencia.
De tal forma, las esforzadas artistas plásticas han visto cerradas sus puertas a la fama y el reconocimiento de sus cualidades y de sus trabajos porque sólo podían encontrar una salida a su pulsión creativa volcándose en temas considerados como menores tales como el bodegón o el paisaje o realizando copias de clásicos, especialmente de temática religiosa.
Esta es, sin duda, una circunstancia manifiestamente injusta que nuestros tiempos están camino de remediar y para ello nuestra obligación es procurar dejar claro que el futuro artístico de las mujeres del mañana no se asienta sobre un pedregal árido o en medio de un vacío tenebroso. El pasado de la mujer artista está ahí, sólo hay que revelarlo. Y ese es nuestro desarfío y nuestro compromiso desde MuVACLinares para servir de referentes y fuentes de inspiración. Esta será la relevancia del trabajo de Esther Martínez y todos los que colaboramos en la preparación de este trabajo y en su edición.
Queremos, lector, contar con tu apoyo, con tu compañía. Difunde nuestro trabajo y haz que el mensaje llegue tan lejos como sea posible. Que estos contenidos que iremos difundiendo a lo largo de los próximos días lleguen al corazón de todo el mundo. Es justicia y ellas lo merecen.
Linares a 8 de marzo de 2021
Rafael Ordóñez Bedmar
Director MuVACLinares